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miércoles, 4 de junio de 2008

Poniendo al día mi diario de escritor....

Uy, ¿treinta de abril la última entrada? ¡Cómo pasa de rápido el tiempo cuando hay tanto para expresar!!! En fin, en realidad, tenía mucha cosa dando vuelta en mi cabeza, solamente me faltaba plasmarlo yo misma acá, eso por ahora que no hay comunicación telepática con las computadoras. ¿Estaría bueno hacer unos dictados mentales, no?.
En fin, algunas cosas las apunté en un papelito patético que tengo en este momento delante de mí y que me va a ayudar a plasmar lo que me fue sucediendo durante el proceso de la crónica y algunas cosas que pensé:
  • Una de las cuestiones tiene que ver tanto con la entrevista como con la crónica, y es el uso del lenguaje de los testimonios. Es decir, hasta qué punto dejar ciertas partes del entrevistado tal cual el crudo y hasta qué punto modificar. Esto fue algo que discutimos mucho en clase pero que después cuando escribí mi entrevista y la leyó Hernán como crítico, me apuntó mejorar el lenguaje de los testimonios. En algunos casos lo hice, pero en otros me pareció que estaba bueno dejar esos rasgos de cierta naturalidad que imprimen las expresiones propias de la oralidad. Otra cosa que me apuntó el compañerito mencionado y que fue de gran utilidad, fue mejorar el final de la entrevista, recuerdo que me dijo que la intro estaba linda, que tratara de hacer un cierre en el mismo sentido. Le hice caso, y resultó, tanto que fue una de las cosas que Celia resaltó como buenas de mi entrevista.
  • Ya en la crónica sobre la muestra de Walsh, uno de los desafíos era aplicar alguna imagen que reflejara el paso del tiempo. No sé si habrá quedado bien resuelta, pero jugué con la luz natural entrando por los ventanales y al pasar un rato la luz artificial del interior del ágora de la UNQ. Me decidí por el uso del presente tanto en la crónica de la muestra de Walsh como en la de Eloísa Cartonera. No sé por qué razón, pero en la crónica del humo me decidí por el pasado. Por algún motivo que no logré dilucidar, sentí que quedaba mejor así.
  • En cuanto a los temas que nos tocan para trabajar, me sentí muy cómoda con los dos primeros (Walsh-Eloísa), pero no así con la crónica del humo. Fue la última que escribí porque no sabía qué incluir, y la verdad tenía pocas puntas para arrancar. Tuve la precaución de guardar algunos artículos de los diarios de esos días, y ahí quedó varios días la carpeta con ese material en "mis documentos". Y daba vueltas, no la empezaba. El tema me parecía feo, pero en seguida pensaba: "bueno, esto es cuestión de oficio, tengo que hacer de cuenta que estoy trabajando en un diario y la nota tiene que salir sí o sí". Y así fue, salió, pero no quedé conforme con haber tardado tanto en empezarla.

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