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domingo, 30 de marzo de 2008

Palabras e imágenes

Permiiiso... traje estas consideraciones de Dolina acerca de nuestro material de trabajo y de regocijo, la palabra, lo tomé de una nota de Página 12 publicada el año pasado:

Palabras e imágenes

Aun en estos tiempos de preponderancia de la imagen, Dolina cree que la palabra sigue siendo el vector principal de la comunicación humana. “La radio, como los medios gráficos, son el refugio de la palabra. La palabra es el idioma de la inteligencia”, afirma el autor de Crónicas del ángel gris. “No participo del entusiasmo por las imágenes. Creo que la forma más rigurosa de la enseñanza se ejerce a través de la palabra, que la inteligencia y la ciencia se transmiten mejor por medio de la palabra. No apoyo esa especie de esclarecimiento súbito que parecen creer los hombres de las imágenes. Giovanni Sartori defiende lo mismo que digo, obviamente con mayores argumentos e inteligencia, diciendo que las imágenes son la forma de conocimiento de los animales. Creo en la superioridad de la palabra como instrumento de la inteligencia. Por eso creo que los medios gráficos son más inteligentes que la radio y la TV, y que la radio es más inteligente que la TV”, detalla.

–¿Y los medios siguen siendo rigurosos con la palabra?

–No, especialmente la TV que, con eso de que una imagen vale más que mil palabras, pareciera que las palabras no fueran más que auxiliares de las imágenes, de esas cosas luminosas que salen de un lado a otro y te dicen que es la guerra del Golfo. En relación al discurso que forman los medios, en general el uso de la palabra es bastante pobre. El mundo está nutrido de una minoría de tipos que hacen bien las cosas y de una mayoría de agentes mediocres; lo digo desde las gruesas filas de los mediocres. Es una verdad evidente a nivel mundial: basta ver la TV del mundo para asombrarse de que, incluso, es peor que la argentina.

Semblanza de Lidia

Lidia Casquero nació en Florencio Varela, Buenos Aires, hace casi veintiséis años. Hija única, de “la vejez” de Lidia, ama de casa, y de Raúl, propietario de una empresa de decoración, los dos hijos de familia española. Cuando cursaba la escuela primaria se podía entrever una temprana inclinación hacia la arquitectura, vocación que su papá, de estructura ciertamente conservadora, desalentó de un plumazo ya que consideraba que “esa no era una carrera de mujeres”. Pero por suerte para Lidia, dentro de sus preferencias también estaba la clásica “quiero ser maestra”. Como no tuvo hermanos, y por ser sus primos mucho mayores, su vida de relación y socialización se desarrolló en clubes del barrio y principalmente en el colegio San Juan Bautista, en donde cursó desde jardín de infantes hasta la secundaria. Lidia conocía a todo el mundo y todos la conocían, y así se fue formando su personalidad abierta y sociable.

Persistió su vocación desde la infancia y al terminar la escuela secundaria ya tenía decidido su próximo paso: sería maestra. Entonces comenzó el Profesorado de E.G.B en el instituto Nº 54 y se recibió en 2002. Desde entonces trabajó en distintas escuelas de la zona en el tercer ciclo, y su tarea ha sido ardua pero placentera. Sin embargo, Lidia no se conformó con el Profesorado. Así fue que decidió ingresar en la UNQ con la inquietud de cursar la Diplomatura de Ciencias Sociales con miras a graduarse en la Licenciatura de Educación, pero en el camino se aburrió de las teorías educativas y decidió dedicarse a algo relacionado con otras cosas que siempre le gustaron como la palabra y la expresión. Ya en las primeras materias que cursó cuando pasó de Educación a Comunicación, se dio cuenta que había acertado en el cambio. Hizo además algunas incursiones en talleres literarios y de escritura que no llegaron a colmar sus expectativas. Como para “despuntar el vicio” y como confirmación de su afición por la expresión, empezó hace un tiempo con un blog en internet en el que incluye una selección de textos de diversas fuentes que le parecen interesantes y también algunos escritos de su propia pluma. En sus ratos libres sigue en el camino de la expresión, pero con algo bien distinto: baila tango.

Educación, comunicación, baile, parecen ser los distintos ropajes que eligió Lidia Casquero para expresarse y darse a conocer en el escenario de la vida.

Mi primera nota

Eran tiempos duros, no resultaba fácil ser adolescente, sensible y pensante a fines de los setenta. En mi caso, lo peor de todo era saber que te vigilaban, que en muchos de mis pares funcionaba perfectamente “el lavado de cabeza” y que el miedo estaba instalado para inmovilizar a quienes tuviésemos alguna inquietud más allá de las expectativas que el “Proceso” tenía para nosotros los jóvenes. Sin embargo, aún en las circunstancias más adversas, se encuentran resquicios en donde tener un refugio para disfrutar de las cosas que nos gustan. Y dos cosas que siempre disfruté, la música y la radio, se fusionaban en un programa que me acompañaba mientras estudiaba. No recuerdo muy bien las circunstancias, pero por esa época conocí a un chico unos años mayor que yo, militante de izquierda, que se vestía más como un oficinista de los cincuenta que como un joven de veinte. Compartíamos algunas ideas políticas, pero por sobre todo nos unía el amor por la música. Lito, así le decíamos, sabía lo mucho que me gustaba la radio, y que además pasaba parte de mi tiempo libre escribiendo o mejor, garabateando, algunas cosas sobre lo que sentía. Así fue que este amigo me invitó a hacer algo para una publicación barrial llamada “Propuesta”. Era una revistita con artículos sobre arte, algún escrito con pretensiones de ensayo y hasta tenía unas muy buenas ilustraciones en blanco y negro. Me sorprendió y a la vez me encantó semejante ofrecimiento, y así fue que me dispuse a escribir una especie de reseña del programa “Curiosa noche”. Pero la verdadera sorpresa fue ver mi sencillo trabajo con mi nombre en letras de molde al pie. Aunque humilde, era mi pequeño grito de resistencia en defensa de la radio, la música y de todas aquellas cosas que, ni aún con el rigor de los fusiles, lograron hacer callar por completo.

martes, 25 de marzo de 2008

Comenzando....

Siempre quise escribir, y ahora que tengo la oportunidad, es raro. Así comienzo. Bienvenidos